22 de febrero de 2010

“Y Uds. ¿Quién dicen que soy?” (Mt. 16, 15)

Cuaresma: un tiempo para convertirse, para vivificarse, porque vos también, en y con Jesús, tendrás Vida Nueva, será también para vos una Pascua de Resurrección.

“Y Uds. ¿Quién dicen que soy?” (Mt. 16, 15)

Jesús plantea este interrogante a sus discípulos, a aquellos que lo estaban siguiendo y compartían la vida con él. No le pregunta a todo el pueblo, sino a ellos, a los suyos. Hoy Jesús también te hace esta pregunta a vos, que estás acá; porque te eligió para que seas uno de los suyos. ¿Te animas a responderle?

“Eres el Mesías, el hijo del Dios Viviente”. (Mt. 16, 16).

En el evangelio es “el todo corazón” Pedro el que responde. Jesús es el Mesías, el esperado de siempre en tu vida, incluso antes de saberlo. Y es hijo del Dios Viviente, de un Dios en Movimiento, un Dios Vivo, de gente que está Viva, que canta, que grita, que sueña, que vive haciendo vivir.

“ Bienaventurado eres…. porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mt. 16, 17)

Es el Padre el que nos habla para que lo reconozcamos como Dios, como Padre, como Salvador, como Camino, Verdad y Vida. El Padre nos habla desde allí en dónde habita, de donde surgen las aspiraciones altas, donde resuena la fe: el corazón. Dios es TU Padre, TU Salvador, TU Camino, TU Verdad, TU Vida, TU Amigo.

“…tú, eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi Iglesia” (Mt. 16, 18)

A Pedro, cabeza de la Iglesia, Jesús le da su identidad, TU ERES, y le da su misión, “sobre esta roca edificare mi Iglesia….. todo lo que atares en la tierra, quedara atado en el cielo, y todo lo que desatares en la tierra quedara desatado en el Cielo”.

Como discípulo, Él te llama, te dice quién sos realmente, tu identidad, y por SER tenés algo que hacer: tu misión, esa que tiene impacto en la tierra y hace eco en el cielotierra, y hace que te juegues por las cosas Grandes y por la Gente.

Aprovechá este tiempo para dejarte encontrar por Jesús, por su Palabra. Escuchá tu nombre y tu misión, que es la respuesta a tus deseos más profundos, que son los deseos de Dios. Eso que te lleva a la Paz, al Amor, a la Alegría es fruto de la inspiración de Dios. Te puede acompañar esta semana la petición del que cree: “Señor, Tú eres mi Dios”.

Cuaresma no es tiempo de angustia o restricciones. No es enfocarte en lo que dejás de comer, sino en lo que compartís con otro, tampoco es el sacrificio de la tele que no viste, sino en el tiempo que dedicaste a los demás. Estás en Cuaresma, viví la Cuaresma.

¿Qué vida querrá Jesús que repartas vos en este tiempo, ahora?

Pero antes de hacer, escuchá…

¨Este es mi hijo, mi elegido: escúchenlo¨ (Mateo 9, 35 B)