Te puede acompañar durante esta semana la petición de Bartimeo, la petición del que confía,
“Maestro, que pueda ver”
La verdadera esperanza nos desinstala y nos pone de pie. Jesús es un creador incansable de esperanza y nos invita a vivir así. A despertarnos e implicar toda la vida en lo que hacemos, vivir con sentido, junto a Dios.
El salmo 125 expresa a Dios el agradecimiento y la alegría por una experiencia de salvación en la que, al llanto, ha sucedido la risa y, a la amargura, el canto.
Hagamos memoria durante esta primera semana de alguna experiencia de encuentro con Jesús en nuestra vida, en la cual sentimos su salvación, y recemos a Dios con estas palabras:
El Señor ha estado grande con nosotros
y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
La boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.