1 de diciembre de 2009

Te puede acompañar durante esta semana la petición de Bartimeo, la petición del que confía,

“Maestro, que pueda ver”

La verdadera esperanza nos desinstala y nos pone de pie. Jesús es un creador incansable de esperanza y nos invita a vivir así. A despertarnos e implicar toda la vida en lo que hacemos, vivir con sentido, junto a Dios.

El salmo 125 expresa a Dios el agradecimiento y la alegría por una experiencia de salvación en la que, al llanto, ha sucedido la risa y, a la amargura, el canto.

Hagamos memoria durante esta primera semana de alguna experiencia de encuentro con Jesús en nuestra vida, en la cual sentimos su salvación, y recemos a Dios con estas palabras:

El Señor ha estado grande con nosotros

y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

La boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros

y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas.

¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros ojos virginales que con tanto deleite se recrearon contemplando el rostro del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Rezamos un Avemaría.